- 16-Ago-2023
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Dr. Eugenio Semino - Defensor de la Tercera Edad - Pte. de la Sociedad de Gerontología y Geriatría (SIGG)
Hace ya algunos años que el funcionamiento del PAMI viene dando señales de deterioro perceptibles por todos los actores que tienen vinculación con el organismo. Prestadores, médicos, afiliados e incluso trabajadores del propio PAMI, vienen advirtiendo un empeoramiento del estado de las cosas que va más allá de casos puntuales.
En febrero del año pasado publicamos en este mismo sitio el artículo “La crisis terminal del PAMI”. Allí realizábamos un recorrido por todos los problemas que estaban haciendo colapsar al organismo después de la pandemia.
Desde el momento en que se publicó ese artículo, hace un año y medio, hasta el día de hoy, no hubo ningún tipo de reacción por parte de las autoridades. No se hizo absolutamente nada por atenuar una situación que en ese momento calificábamos como terminal. Por lo cual la situación continuó deteriorándose.
Como si esto fuera poco, ahora se sumó el problema del hackeo a los sistemas informáticos del PAMI. No se trata de un problema menor. La totalidad de los sistemas del organismo fueron hackeados hace dos semanas, generando como consecuencia la interrupción de tratamientos y la pérdida de información vital, como recetas, estudios e historias clínicas. Esto significa que hace ya dos semanas que los cinco millones de afiliados están “sin sistema”.
A su vez, no hay ninguna garantía sobre cuándo logrará restablecerse el funcionamiento. Las autoridades han mantenido el silencio o han dado mensajes minimizando la situación. Esos mensajes han sido desmentidos por el grupo de hackers responsable del ataque, quienes han puesto en venta información vital del organismo en la “deep web”.
La combinación de estos dos elementos, la situación de colapso junto con el hackeo, tuvo como efecto que el PAMI prácticamente dejara de existir. Todas las otras partes están allí. Los médicos, las empresas prestadoras y los pacientes. Pero la entidad que coordinaba el vínculo entre todas ellas parece haber desaparecido. Y el resultado es un caos absoluto, un caos cuyas consecuencias se miden en vidas humanas.
Ante la gran cantidad de problemas que está teniendo nuestro país resulta muy difícil lograr que este tema salga a la luz pública. Por eso es necesario que las distintas partes que se ven afectadas por la situación se manifiesten. Médicos y prestadores que no cobran, afiliados que no reciben medicamentos o que ven sus tratamientos demorarse indefinidamente o interrumpirse, es imperioso que hagan escuchar sus reclamos.
Este es un problema que no va a solucionarse rápidamente. Y cuanto más tiempo pasa la situación va haciéndose más grave. Hay gente que se está muriendo por afecciones que podrían curarse con una intervención realizada a tiempo.
La única manera de evitar que esto siga ocurriendo es hacer ruido, dado que las autoridades, tanto la Directora del PAMI como la Ministra de Salud, han optado por el silencio.
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